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Día Universal de la Cultura

  Principal > Día Universal de la Cultura > Sore la Cultura y la Paz la Oración
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Es añadido el 17 de mayo 2009

SOBRE LA CULTURA Y LA PAZ LA ORACIÓN

La cultura y el mundo son el baluarte sagrado de la humanidad. En los días de grandes conmociones, tanto en lo material como en lo espiritual, el espíritu turbado se precipita a estos refugios. Pero no sólo debemos unirnos ideológicamente en nombre de estas nociones que regeneran. Debemos cada uno de nosotros, según nuestras posibilidades y en nuestro propio campo, aportarlos en la vida que nos rodea, como lo más necesario y lo más urgente.

Nuestro Pacto de la Paz promulgado en 1929, establece la Bandera especial para la defensa de todos los tesoros culturales. El comité especial es elegido en América para divulgar la idea de esta Bandera. La Unión Internacional del Pacto Roerich es instituida con la sede central en Brujas, donde a mediados de septiembre de 1931 se celebró el congreso mundial, que mostró cuán cercana es la idea de la Bandera de la Paz para cada corazón creador.

La llamada mundial debe retumbar incesante desde los templos, los santuarios de la espiritualidad, y de todos los centros, educadores destruyendo toda posibilidad de Guerra y creando a las generaciones futuras las nuevas altas tradiciones de respeto hacia todos los tesoros de la creación.

Erigiendo en todas partes e incansablemente la Bandera de la Paz; por eso mismo destruimos el campo físico de la guerra. Vamos a afirmar el Día Universal de la Cultura, cuando en todos los templos, en todas las escuelas y en todas las sociedades de instrucción al mismo tiempo, recuerden claramente los tesoros verdaderos de la humanidad, el entusiasmo heroico que crea, y el mejoramiento y embellecimiento de la vidaPara esto, no sólo vamos guardar nuestras herencias culturales por todos los medios en que se han expresado los logros superiores de la humanidad, sino también, cordial y vitalmente estimaremos estos tesoros, recordando que cada acercamiento a ellos ennoblecerá ya al espíritu humano.

Otros temas de la sección


Carta de N.K.Roerich a Mr. Tulpink

Como vemos, no es posible por ninguna orden prohibir la cólera y la mentira. Pero es urgente recordar sutilmente los tesoros superiores de la humanidad. Es posible hacer inadmisibles estas acciones de la oscuridad, productos de la ignorancia oscura. La conciencia generosa y extendida, habiendo tocado la luz de la verdad, emprenderá naturalmente al camino de la construcción de paz, arrojando toda la ignorancia, por la dignidad humana.

Son ya grandes y gloriosas las listas de los adheridos a la Bandera de la Paz. Fue consagrada ya durante el Congreso en Brujas, en la Igleisa de la Santa Sangre, y por aquello hemos jurado introducirla en todas partes con todas nuestras fuerzas. Ya que no buscarán en vano la Bandera de la Paz sobre los depósitos de los tesoros verdaderos, todos aquellos, que en todos los fines del mundo nos han creído y han llenado el espacio con el deseo cordial. Cada día llegan nuevas cartas y nuevas revocaciones. La urna selectiva "por la Paz" se llena por los signos del valor. Ya que la Paz y la Cultura ahora son tan especialmente necesarios. No es tan necesaria una ley más, sino un deseo más, una voluntad nacional más, de guardar las antorchas de la humanidad. Cada asunto, incluso el más evidente, tiene necesidad de comenzar de forma eficaz. Para la Paz y la Cultura no hay que esperar el reconocimiento mundial. El comienzo del Bien Público y la Belleza se hace en cada dimensión, conservando el potencial vivificante. Quisiera agradecida y cordialmente, desear un feliz viaje a todos nuestros empleados: "¡Cada uno según sus posibilidades sin demoras ni aplazamientos, en un buen camino!"

¡Verdaderamente, es corto el tiempo! No hemos de perder ni días ni horas. Y nos llenaremos el fuego del corazón en la transformación de la realidad luminosa de los comienzos de la cultura y la paz. Bajo la Bandera de la Paz, en la unión cordial poderosa, como la Liga Universal de la Cultura, iremos a la Única y Verdadera Luz.

1931. Himalaya.
"Osetia". 1933. № 7-8-9.
La traducción de la redacción.